La importancia de la prueba diagnóstica

La subida de varias compañías farmacéuticas en relación con el desarrollo de investigación y productos relacionados con la epidemia de SARS CoV-2, la última de ellas la gallega Pharmamar, prueba la enorme importancia de contar con pruebas diagnósticas fiables y rápidas a la hora de contener una epidemia.
Pharmamar, que había anunciado en febrero su intención de introducir una prueba diagnóstica en marzo, se ha unido a otras compañías que proveen de este tipo de pruebas y ha logrado la aprobación CE para un test que permite analizar 96 muestras en menos de cinco horas, un avance muy importante en términos de eficiencia.
Ante una epidemia en rápida expansión, dirigir la investigación a la obtención de una vacuna tiene obviamente mucha lógica, pero la obtención de una prueba diagnóstica eficiente no es para nada menos importante, y suele recibir, sin embargo, menos atención. Tests que permitan averiguar rápidamente si una persona está o no infectada, antes incluso de que manifieste síntoma alguno, son importantísimos si queremos aislar rápidamente a esas personas e impedir oportunidades de contagio. Idealmente, el test debería ser barato, accesible para cualquiera, y muy rápido, de manera que ante la duda, una persona pudiese auto-administrarse el test y saber si puede continuar con su vida normal o si debe someterse al preceptivo aislamiento para evitar la expansión de la enfermedad.
En realidad, gran parte de las complicaciones que surgen de la mayoría de las enfermedades lo hacen debido a una detección tardía. Trabajar en la diagnosis y en la detección temprana de esas enfermedades es una de las maneras de evolucionar hacia un cuidado de la salud que no comience con los síntomas, que en muchas ocasiones parecen cuando la enfermedad ya ha avanzado, sino incluso antes de estos, ante cualquier impresión de haber estado expuesto a una posible enfermedad. En otras ocasiones, incluso cuando ya se tienen los síntomas, estos son equívocos, como lo que nos ocurre a muchos alérgicos ante las primeras congestiones nasales, que no sabemos si estamos ante un simple cuadro de alergia, ante un catarro o ante una gripe, y que seguramente parecen aún demasiado leves como para plantearse consultar a un facultativo.
Si aplicásemos ese tipo de protocolos de detección temprana a enfermedades como la gripe, si dispusiésemos de un test sencillo que permitiese detectarla simplemente, por ejemplo, poniéndonos un papelito en la lengua que cambiase de color y que todos llevásemos encima en la época del año en la que la expansión de la enfermedad es más habitual, podríamos seguramente mejorar mucho a la hora de evitar su rápida expansión entre la población, y sin recurrir a medidas tan incómodas, poco convenientes y tan drásticas para la actividad económica como las cuarentenas generalizadas.
Enrique Dans
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